
Desde los comienzos de la humanidad, y sobre todo desde principios del siglo XX en adelante, el ser humano se ha desarrollado física, mental y atléticamente en la búsqueda de alcanzar la velocidad máxima que pueda alcanzar por sus propios medios.
El récord histórico de velocidad hasta el momento es de Usaín Bolt
Las marcas fueron mejorando, pero fue un atleta olímpico de origen jamaicano llamado Usain Bolt, quien llegó a una velocidad máxima de 44,7 kilómetros por hora, en una carrera olímpica de velocidad en la que logró el récord mundial de tiempo en el que una persona puede correr 100 metros lisos.
En el siguiente artículo detallaremos cómo es que un ser humano pudo llegar a esa marca y cuáles pueden llegar a ser los límites, aunque parece no haberlos, pues en todas las épocas se registran nuevas marcas y nuevos desarrollos que nos llevan a ser cada vez más rápidos.
Hace poco más de diez años para ser más exactos, el día 16 de agosto del 2009, el atleta jamaicano Usaín Bolt con sus jóvenes 22 años, marcaría un récord que significaría un quiebre para los límites de velocidad de la humanidad.
El marco fue el Campeonato Mundial de Atletismo en Berlín, Alemania, en una final que estaba cargada de atletas que marcarían historia, ya que la segunda marca histórica también llegaría de esa carrera, pronunciada por el atleta estadounidense Tyson Gay.
Pero la gran marca del norteamericano quedó eclipsada por el tiempo “sobrenatural” que alcanzaría el jamaicano.
Usaín Bolt tardó solamente 9,58 segundos en recorrer 100 metros lisos y para lograr esa marca, entre los 60 y los 70 metros, logró una velocidad máxima de 44,7 kilómetros por hora, una marca que nadie jamás había logrado y que abrió una nueva puerta al desafío en lo que al rendimiento del ser humano y sus límites estaba establecido.
¿Cómo logra un ser humano tales velocidades?
¿En cuánto tiene que ver la preparación constante que nos habilita a ser cada vez más rápidos gracias al entrenamiento duro y cuánto tiene que ver nuestra fisonomía o la forma en la que crecemos y nos desarrollamos para ser el mejor velocista y lograr el récord de rapidez de la humanidad?
Diferentes profesionales a los largo de los tiempos han coincidido en que nuestro esfuerzo puede ser realmente fuerte, al punto de estar preparados al nivel de Usain Bolt, para enfrentar un compromiso atlético de alto rendimiento.
Pero aún así podríamos no ser lo suficientemente rápidos como él, ya que para lograrlo, además entran en juego otros componentes, como ser sido beneficiados con ventajas físicas innatas y una fisonomía particular, en la que nuestra altura, nuestro peso y nuestra masa muscular juegan un rol importante.
¿Qué nos hace más rápidos?
Para entender cómo un ser humano puede llegar a semejantes velocidades y marcas nos adentraremos un poco en el ambiente científico, desde el cual se buscan explicaciones lógicas para entender algo tan inentendible como la capacidad de auto superación.
La comunidad médica habla de uno de los componentes de nuestro cuerpo que sería la influencia más directa a la hora de correr y se trata de unas moléculas orgánicas que son las encargadas de generar mayor energía celular en nuestro cuerpo, llamada Adenosin Trifosfato, resumida en la sigla ATP.
La capacidad con la que logramos intercambiar esta ATP resulta una de las claves en el rendimiento que nosotros tengamos corriendo en velocidad, pero sería conveniente que todo fuera así de fácil. Saber cuál es el componente para lograrlo e ir tras él.
Nada está más lejos de eso. Hay un sinfín de otros componentes que dan como resultado ser el atleta corrió más rápido que cualquier otra persona en este planeta.
Mucha gente nace con el ADN perfecto y la fisonomía adecuada para lograr este tipo de proezas y después tiene que darse cuenta de que tiene el don para trabajar durísimo y llegar al objetivo. Una forma corporal determinada, sumada al desarrollo y predominio de las fibras musculares de contracción rápida.
Estas fibras de contracción rápida son las que más se oxigenan y suelen tener poco volumen, pero un largo prominente y son las encargadas de generar una mayor cantidad de energía en el momento del esfuerzo físico, pero estas nos servirán para un lapso corto de tiempo, ya que muy rápidamente llegan a fatigarse, por lo que se debe aprovechar el momento justo de su rendimiento al máximo para lograr los resultados buscados.
Es por eso que estas fibras son las utilizadas para este tipo de carreras de máxima exigencia, mientras que las fibras musculares de contracción lenta serán las indicadas para, por ejemplo, los atletas de resistencia, debido a que estas tardan más tiempo en activarse, pero proporcionan una fuerza mucho más duradera.
Otros aspectos físicos
A un funcionamiento armonioso de nuestro cuerpo lo tiene que acompañar determinadas características físicas que los profesionales tienen en cuenta para explicar el suceso récord de Usaín Bolt una década atrás.
Según los médicos, este resultado que desafió y traspasó los límites de la humanidad tuvo que ver además con la fuerza que nuestros músculos deben hacer para soportar nuestro cuerpo y, el componente de la altura también jugaría un rol importante. Recordemos que Bolt mide 1,95 metros de alto, 15 centímetros más que el promedio de sus rivales, por lo que esa misma cantidad de centímetros podría ser la que lo que aventajara al jamaicano en cada paso, diferenciándose de sus contrincantes.
En fin, un montón de aspectos influyeron en este atleta para convertirse en la persona más rápida en la historia. ¿Alguien lo superará? El tiempo lo dirá.